Reflexión apropósito del texto: La tercera ola, de Alvin Toeffler

Alvin Toffler nos presenta en este texto un análisis y recorrido histórico a través de la economía.
El autor divide el proceso de desarrollo de la economía en tres momento claves a los que denomina olas. La primera ola consiste en una economía compuesta por una figura llamada prosumidor. Prosumidor es un término que resulta de la unión de los vocablos productor  y consumidor. Éste era precisamente el papel desempeñado por las personas. Durante esa primera ola, etapa que se dio antes de la Revolución Industrial, el prosumidor se encargaba de producir lo que consumiría, su propia comida, su propia vivienda, los medios que necesitara.
Luego habla de una segunda ola en donde desaparece la figura del prosumidor y para dar paso al surgimiento del intercambio de bienes y servicios. Aparece entonces el mercado, en cual se ofrecen bienes y servicios a los cuales las personas pueden acceder según sus necesidades y capacidades.
El autor propone también un tercer momento, la tercera ola. En esta etapa sugiere que se ha dado un regreso del prosumidor. Sostiene que esta figura ha retornado impulsada por la idea actual del Hágalo usted mismo. Los procesos que antes requerían de una mano experta, hoy lo hace cada individuo con ayuda de manuales e instrucciones, cuyo uso se ha visto cada vez más extendido a diversas áreas y actividades que antes eran especializadas. Desde armar un mueble, hasta configurar un dispositivo tecnológico y crear páginas web, emisoras digitales y canales de video.
El uso del término produmidor para referirse a los usuarios actuales de las nuevas Tecnologías de la Comunicación y la Información o para designar a los usuarios del ciberespacio, es bastante común hoy y cada vez ha ido ganando más fuerza y acogida. La utilización de esta expresión está sustentada en que los usuarios de la red no sólo consumen los contenidos que encuentran en el ciberespacio, sino que participan activamente en la creación de los mismos. Utilizan la red para encontrar lo que necesitan o lo que quieren, pero al mismo tiempo aportan y suben a ella sus propios  contribuciones; adquieren y usan el conocimientos o los datos, o las imágenes o audios, o lo que sea que busquen, pero comparten, a su vez, los que poseen.
En muchas ocasiones se parte el supuesto de que con las nuevas TIC se ha alcanzado un nuevo nivel nunca antes visto de participación, de democratización, de interacción de los individuos con los medios, en el cual las personas, encarnando la figura del prosumidor,  son usuarios mucho más activos y propositivos. Se habla incluso de que con estas nuevas tecnologías se ha superado ya la desproporción que había en las relaciones entre los individuos y los antiguos medios masivos de comunicación. Sin embargo, aunque algunas de estas cosas puedan tener algo de cierto, eso sí, en su justa medida, es pertinente hacerse la pregunta, cuestionar si realmente esta interacción que se ha hecho posible, hace que los usuarios sean más activos y críticos. O si más interacción significa mejor participación. O qué tan cierto es eso de que ha habido una democratización, cuando las personas que tienen acceso a las nuevas TIC, y me refiero a un verdadero acceso, tener lo último en tecnología o en gadgets y aplicaciones, etc., es considerablemente mucho más pequeña frente a la gran mayoría que no tiene acceso a ellas. Es más, son muchas las personas que ni siquiera tienen acceso internet, o  las que  apenas tienen un celular sin un plan de minutos. ¿No hay igual o más interacción, crítica y propuestas cuando se lee un libro o una noticia?
Hablar de prosumidor puede tener sentido, pero considero que hay que matizar lo que se está expresando con esta palabra y el significado que se le da a este término, por un lado; y por otro, también sería apropiado matizar la idea de que gracias a las nuevas TIC hemos logrado una comunicación y una integración y desarrollo nunca antes alcanzado.

Daniel Valencia Yepes

1 comentarios:

benedett! dijo...

bien!

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