A propósito de El resurgimiento del prosumidor, de Alvin Toffler

Los entornos digitales y ciberespaciales plantean nuevas perspectivas para los flujos sociales en todos los niveles. Un ejemplo de ello es la dinámica económica que se apoya en la figura de consumidor, y su contraparte, el productor. Alvin Toffler, en el capítulo El resurgimiento del prosumidor de su libro La tercera ola (1981) describe un cambio en la manera de concebir los flujos de producción y consumo en diversos ámbitos de la sociedad. Hoy pensamos en un productor y un consumidor separados: si alguien necesita un bien o un servicio debe recurrir a alguien que se lo provea, es decir, alguien que produzca ese bien o servicio de manera especializada, un productor.

Esto puede ser resultado de una estructura social altamente tecnificada y centralizada, donde unos productores ubicados en el centro del modelo cuentan con el saber y los insumos para producir (técnicas) mientras que los consumidores situados en la periferia son los receptores de un modelo de una sola vía.
No obstante, Toffler señala que esto está cambiando: “Gigantescos cambios históricos quedan a veces simbolizados por minúsculas alteraciones en el comportamiento cotidiano”. Por ejemplo en los años setenta apareció un nuevo producto que permite practicar en casa la prueba del embarazo, de modo que en pocos años millones de mujeres empezaron a realizar por sí mismas una tarea que antes necesitaba de médicos y laboratorios.
Esto es en verdad una pequeña manifestación de un gigantesco cambio que podría estar más cerca que lejos. En internet, la estructura social que empieza a dibujarse es más bien fragmentada que centralizada, de forma que no se puede depender de un centro o proveedor, al menos no es todos los casos. La autonomía técnica es pues una necesidad para la red descentralizada: saberes e insumos en manos de los usuarios que se tornan en productores y consumidores a la vez. Este es para Toffler el Resurgimiento del prosumidor.

Los cambios que ha sufrido la dinámica económica, según este autor, pueden describirse mediante tres tendencias u “olas”. Durante la primera ola, la mayoría de las personas consumían lo que ellas mismas producían. Aquí, la producción es para el uso. No hay productores ni  consumidores, sólo prosumidores. Fue la revolución industrial, con la especialización ténica del trabajo, la que dio origen a la segunda ola, en la cual aparecen productores y consumidores, y la producción para el intercambio.
Sin embargo no hay que considerar producción para el uso y producción para el intercambio como excluyentes en el modelo social, pero hay una que predomina. En la segunda ola presenciamos un fuerte predominio de la producción para el intercambio, pero fenómenos como los de la prueba casera de embarazo y, aún más, los fenómenos ciberespaciales, empiezan a evidenciar la aparición de una tercera ola que retorna a la figura del prosumidor, del predominio de la producción para el uso y el “hágalo usted mismo”.

Agustín Patiño Orozco

Bibliografía
-       Toffler, Alvin (1981) La tercera ola. Bogotá: Plaza & Janes. S.A.

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